Sin normas rígidas, con la naturalidad y sencillez como bandera y con un objetivo, celebrar con los tuyos vuestro amor.
Huir de la bodas mecanizadas, sin alma, eso es nuestro motor de trabajo. Buscar esa escenografía con la que os sintáis identificados y con la que vuestros invitados estén a gusto y en un clima relajado y cercano.
La idea inicial sobre la que partió esta fiesta era recrear un ambiente de verbena inspirada en los años 20.
La disposición de las luces y las mesas fueron claves. Madera a la vista y los invitados moviéndose de grupo en grupo. Cada uno buscaba su lugar sin la rigidez de estar sentado en un mismo sitio.
Hasta una pareja de gallinas ambientaron la boda. Nuestro particular regalo para los novios, que por cierto se llevaron a su casa. Solo nosotros sabemos la historia de las gallinas.
Juegos populares ambientaron la fiesta. Una boda que sin duda nunca olvidaremos.